Especialistas consultados por Télam coinciden en que enfrentar nuevos ambientes «es importante para la salud cerebral». En vacaciones es ideal para «disfrutar del sol, del ejercicio físico y de la posibilidad de relacionarse con otras personas», tanto para adultos como para niños.

Matthew Killingsworth, investigador de la Wharton School en esa Universidad, señaló que «como humanos, pasamos gran parte de nuestras vidas mentales viviendo en el futuro. Nuestra mentalidad futura puede alegrarnos cuando sabemos que van a llegar cosas buenas, y los viajes son algo muy bueno que esperar».
Un motivo por el que Killingsworth cree que planificar un viaje puede ser una experiencia tan positiva es el hecho de que los viajes son temporales.
«Como sabemos que un viaje tiene un comienzo y un final definidos, nuestras mentes tienden a disfrutarlo incluso antes de que empiece», comentó el científico, y agregó que «a veces, la gente prefiere retrasar las experiencias positivas, como un viaje, para poder extender el periodo de expectación».
Otro factor a tener en cuenta a la hora de vacacionar en plena pandemia es la salud mental de los niños, quienes «pueden activar importantes áreas en el sistema límbico cerebral, poco estimulados en las rutinas de la casa, que se activan a través del juego, la creatividad lúdica y el sistema de búsqueda», de acuerdo a un estudio de Ineco.
«Las experiencias de vacaciones familiares activan estos sistemas en el cerebro del niño, liberando y activando sustancias químicas que lo hacen sentir bien, como los opioides, la dopamina y la oxitocina. Estos químicos reducen los niveles de estrés y activan sentimientos cálidos y amorosos», detalló el informe.
Andrea Abadi, directora del Departamento Infanto Juvenil de Cites Ineco, aseguró que «luego de varios meses de conectividad áulica y de actividades dentro de casa, los niños necesitan salir, jugar al aire libre y conectarse, con los cuidados necesarios, con otros niños».
El neurólogo Facundo Manes, destacó, por su parte, que «hubo un súbito incremento a síntomas ansiosos al principio de la pandemia. Con el tiempo prevalecieron los síntomas de angustia y depresión».
«Estamos todos agotados porque hace meses que hacemos cosas que antes no hacíamos, como no poder saludar, relacionarnos. Frenar los abrazos y tener otros hábitos a los que no estábamos acostumbrados también nos agota».
«Por eso, la angustia y la ansiedad no se correlacionan con los lugares donde hay mayor cantidad de virus, sino porque influyen otros factores como la cuestión laboral, familiar y económica», precisó Manes.
«Frenar los abrazos y tener otros hábitos a los que no estábamos acostumbrados también nos agota
FACUNDO MANES
Para el especialista, «al principio de la pandemia cuando nos encerramos había altas expectativas, ahora esas expectativas están centradas en la vacuna, pero estimo que podremos dejar definitivamente atrás la pandemia en el año 2022, cuando alcancemos la inmunidad de rebaño, por lo que vamos a tener que aprender a convivir con el virus todo este año».
«Esto significa que vamos a tener que convivir con menos miedo, porque el miedo paraliza», concluyó Manes.